El jefe se entrega al cunilingus con el consentimiento de Nasreens

Nasreen, una belleza despampanante, había anhelado el toque de su jefe, un hombre que siempre fue capaz de satisfacer sus deseos.Su habilidad para complacerla era inigualable, y anhelaba que él prestara atención en su área más íntima.Finalmente, llegó el día en que ella se encontraba en su oficina, sus piernas se abrieron con invitación mientras él con ansias se entregaba a lo que ella había estado anhelando: una exploración sensual de su feminidad con su lengua.Sus labios eran suaves y hábiles, enviando olas de placer recorriendo su cuerpo a medida que él delicadamente separaba sus pliegues y comenzaba a explorar.Se tomó su tiempo, saboreando cada centímetro de ella, su lengua bailando sobre sus áreas sensibles, excitándola salvajemente con deseo.La anticipación se construyó, sus gemidos cada vez más fuertes con cada momento que pasaba hasta que se retorcía en éxtasis, consumida por completo por el placer de sus ministraciones.La vista de ella, perdida en los agones de pasión, fue suficiente para volverlo loco, alimentando aún más su deseo de explorar aún más.