Despertando con una palpitante erección, no puede resistir las ganas de masturbarse. Su mano trabaja hábilmente su miembro pulsante, alcanzando el clímax en una sesión en solitario caliente.
En las primeras horas del día, un hombre se despierta con una polla dura como una piedra, algo común que sabe manejar.No está solo en su lucha, como muchos hombres experimentan este fenómeno conocido como madera matutina.En lugar de dejarla para enamorarse, decide tomar el asunto por sus propias manos.Con un lento y deliberado golpe, comienza a llevarse al borde, moviendo su mano en un ritmo que solo él puede escuchar.Su otra mano explora su cuerpo, rastreando los contornos de sus músculos, su piel y finalmente asentándose en su culo, donde provoca y acaricia hasta que ya no puede resistir más.Con un tirón final y desesperado, alcanza el clímax, disparando su carga al suelo de abajo.Es un acto en solitario, pero que habla mucho sobre el placer del auto-placer y la satisfacción que puede surgir de él.
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