Auto-placer de última hora de la noche con un final cremoso

No obstante, al anochecer, cuando el mundo está tranquilo y los únicos sonidos son los suaves susurros de la noche, un hombre sucumbe a sus deseos primarios.Sus manos recorren su cuerpo, explorando cada centímetro de piel, cada grieta, hasta encontrarse desnudo frente al espejo, listo para liberar sus deseos acumulados.No está solo; su pareja se encuentra en la cama a su lado, observando cómo se complace a sí mismo.La vista de su propio cuerpo, la sensación de sus dedos en su palpitante hombría, envía olas de placer cursándolo a través de él.Es un maestro de la masturbación, acariciándose habilidosamente hasta llegar al borde del éxtasis.Y cuando finalmente lo hace, la vista del cremoso y blanco semen que sale de él es un testimonio de su satisfacción.Un hombre de leche, no deja rastro, su cuerpo limpio y puro una vez más.Pero el recuerdo de esa noche, el sabor de su propia esencia, permanecerá con él para siempre.