Un encuentro kinky con un pasante de 19 años atrapado moviéndose por la oficina se convierte en un encuentro ardiente. El jefe lo confronta, lo que lleva a una experiencia ruda y vergonzosa en el garaje.
Un joven, con apenas 18 o 19 años, se encontraba en una situación peculiar.Le habían pillado robando en una tienda local, y ahora, en el garaje de las empresas, estaba siendo enardecido por su captor.El hombre era morboso, manoseando con rudeza a los genitales de los jóvenes, dejando claro que esperaba alguna forma de gratificación sexual a cambio de su misericordia.El joven, inexperto y asustado, no tuvo más remedio que complacer.Se lo llevaron a la oficina, donde el hombre siguió metiéndole mano, exigiendo algo más que solo los artículos robados a cambio de la libertad.El joven aún asustado e inexperimentado se encontró en una situación peligrosa, enfrentando la posibilidad de ir a prisión.Pero, como el destino lo tendría, logró escapar de las garras de su captor, dejando atrás los artículos robdos como forma de castigo.
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